miércoles, 28 de enero de 2015

Gaviotita


Anais caminaba frente al mar, cuando un sonido la  alertó, una pequeña gaviota que apenas sabia volar cayó en las aguas, la mujer aguardó unos instantes la gaviotita movía sus alitas con dificultad, emitía un suave graznido, como un lloriqueo, Anais la tomó entre sus manos, posiblemente volaba en una manada, su madre entre la enseñaría volar,quizás cayó a causa del viento, decidió ocuparse de ella.
Anais, se llevo a su casa a Gaviotita, que asi llamó, la puso en caja de madera , le hizo una camita con algodón para que se sintiera cómoda, remojaba pan con leche , pacientemente acercaba al pico de la pequeña ave, día a día Gaviotita mejoraba, sus ojitos brillaban , aunque Anais sabia que en su alma  habitaba tristeza, añoraba a los suyos.
Anais, cada tarde bajaba a la playa, a lugar donde encontró a Gaviotita, una semana después revoloteaba un grupo de gaviotas  adultas, una bajaba  justo donde cayó Gaviotita, Anais intuyó que era la mamá esperando encontrar a su cría, Anais supo que era el momento de llevarla a la playa.
Una tarde, la miró dulcemente y le dijo ‘Gaviotita ya sanaste, te vas con mamá’, en la misma caja que fue su nido,  la acercó a la playa, la dejó sobre la arena, a los pocos minutos allí estaba la gaviota madre,  rozaron sus picos, se besaron, Gaviotita emitía sonidos alegres, era feliz al ver a su madre, por unos instantes, las miradas de la gaviota y Anais se encontraron , le agradecía el cuidar a la pequeña.
Anais, un tanto triste, contemplaba como se alejaban las gaviotas, se encariñó con el ave, pero cada uno pertenece a  su lugar,
Magda Jardí
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sábado, 17 de enero de 2015

La falsa realidad de Mariana



Mariana era una mujer madura recién divorciada, abandonó a su esposo, un buen hombre argumentando que necesitaba su espacio,   convencida de  que su mentalidad era abierta, realmente  aunque no era así, por su escasa cultura, su pensamiento era limitado. Le gustaba  pintar y dibujar, lo la llevó a conocer a Fabián, un artista de la zona ya consagrado, pero no porque fuera una excelencia en el mundo del arte, si no, más bien por su faceta de conquistador, aunque decían que era solo de palabra, a pesar de ser casado, alguna que otra conocía su cama, así había logrado un buen grupo de seguidoras, por ellas su nombre su nombre brillaba

Mariana y Fabián iniciaron una estrecha amistad, él le ofreció su ayuda en el mundo del arte, la convenció  que era buena con los pinceles, rebosaba   ideas, pero le faltaba estilo y estética. Fabián ,la vio presa fácil, una mujer mayor, sin ataduras, le resultaría  sencillo hacerla creer que su interés por ella era como mujer, que despertaba en el atracción física, Mariana era una mujer poco agraciada y que el paso del tiempo había le dejado su huella, arrugando su piel con bastante crueldad, aunque ella, como tantas mujeres de cierta edad ,se negaba a aceptar que así fuera, llegando a ponerse en evidencia con su comportamiento infantil.

Desde aquel momento, a pesar de habitar en localidades un tanto alejadas, acompañaba a Fabián a casi todos los eventos, se convirtió en su 'chofer' y casi su sombra, también realizaban excursiones, con el pretexto de visitar bellos lugares donde inspirarse. Comenzó a ser muy  evidente que entre ellos había algo más que una amistad, para Fabián ella era una de tantas, que había creído que realmente despertaba en el deseos, pero no era así...ella se sentía feliz de retozar con el gran Fabián, se estaba enamorando de él, sabiendo de que no era un hombre libre y en el fondo esperaba algo más, incluso conocía a su esposa, visitaba a menudo el hogar de Fabián y Amelia.
Amelia era una mujer encantadora, aunque un tanto distante, pero  o no se daba cuenta de que la amistad de su esposo y Mariana no era solo eso, o bien no le importaba, ella acudía alguna exposición de Fabián, pero siempre en segundo plano, ayudando, pero apenas se relacionaba  con nadie, quienes sospechaban  lo que estaba sucediendo a su alrededor, lamentaban lo ciega que estaba, quizás, amaba demasiado a su esposo, por lo que no mal pensaría nunca de él.

El tiempo pasaba y la historia entre ellos seguía, Fabián organizó la primera exposición de Mariana, él retocaba las pinturas de la mujer, antes de que esta las acabara,  presentar unos cuadros repletos de errores y pinceladas mal dadas,  podía ser mala publicidad para él, al  apadrinar a una artista sin calidad, convencidos de no levantar sospechas, en ocasiones, se dedicaban muestras de cariño públicamente, por parte de Fabián, era cuando intentaba ocultar  otro escarceo, así Mariana seguía volando en su falsa nube, él la quería  cerca, pero  distraída  y  continuar   sus historias con otras mujeres, sabía que así ella siempre le complacería, Mariana no dejaría  escapar a su pintor, pues a su edad sabía que no era fácil  que alguien se fijara en ella como mujer, pensar que Fabián la deseaba la enorgullecía. Mariana convencida  de permanecer junto a Fabián  durante mucho tiempo. 

Fabián debía acudir a la presentación de un nuevo pintor de la zona, su último descubrimiento, él era quien organizó el evento, Mariana no figuraba entre los  invitados , aunque acudió...al llegar al lugar , una joven y bella mujer acompañaba a Fabián , la artista protagonista del evento, la enlazaba por la cintura, su complicidad era clara, la joven pintora, aunque era desconocida para la mayoría, no era novel entre los pinceles, sus cuadros eran hermosos y de delicados acabados, Mariana contrariada, se acercó a Fabián, él la saludó distante, evitando conversar con ella, Mariana dejó el evento entre lágrimas, Fabián viva un historia  con aquella mujer, desilusionada comprendió que  había utilizado, cuando ,la otra no podía pasar un rato con él, acudía a Mariana.
Mariana se negó  escuchar a quienes le advertían de aquello sucedería, Fabián había jugado con ella, de repente despertó de su fantasía, ella no era artista ni mujer de romances pasajeros, algo que siempre criticó en otras, la vida le dio una lección a  Mariana por  confiar en un hombre como Fabián y no aceptar su realidad, su lugar era en su hogar, del que no debió de salir persiguiendo a un bohemio, mujeriego, sin escrúpulos
Magda Jardí
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domingo, 11 de enero de 2015

Como un cuento de hadas.




Julia conoció a Héctor, un profesor de Literatura  uruguayo, durante  unas vacaciones en Mallorca, se hospedaban en el mismo hotel, en instante en que se vieron entre ellos surgió algo especial.
 El encuentro fue de los más divertido, entraron en el ascensor, a la hora de la cena, quedando  atrapados entre dos pisos, al pararse repentinamente, sus rostros se desencajaron, pero Héctor trataba  a tranquilizar a Julia ,él hablaba intentando mostrar autocontrol, pero no era posible ocultar el temor  ,gesticulaba sin parar,   Julia , viéndolo,  reía   sin parar , pues parecía un molino de viento, al darse cuenta, Héctor miró a Julia y  contagiándose por las risas de ella, en unos instantes  conversaban  tranquilos .
Tras una  hora, el ascensor comenzó a funcionar de nuevo, ambos  respiraron  aliviados. Al abrirse las puertas en el  vestíbulo,  les esperaba el personal de seguridad, atendiéndoles amablemente,
acompañándolos  al comedor, desde aquella noche, fueron   inseparables, pero   Héctor  en cuatro días regresaba  a su tierra.

 En ese poco tiempo, entre ellos surgió  algo muy intenso, que no sabían si llamarlo amor, pues todo fue muy rápido. La última noche antes de la partida de Héctor,  se  besaron frente al mar, prometiendo encontrarse. De vuelta en   el hotel, Héctor acompañó a Julia  a su habitación, entró para tomar una copa con ella, no quería dejarla ya, aquella mujer le parecía la más hermosa e interesante  que jamás conoció, un tanto melancólico al   verla   sentada frente a él, mirándolo con tanto cariño, preguntándose  cuándo volverían a verse, que les podía deparar la vida, eran miles de kilómetros  entre ellos,  se dejó llevar por sus sentimientos , tomándola entre sus brazos, acariciándola suavemente, sus bocas se unieron besándose,  hicieron  el amor con loca pasión, fue el más hermoso hasta pronto, se amaron  toda la noche sin pensar en nada más. A media mañana Héctor tomaba  el avión, Julia, en el aeropuerto, le es imposible contener las lágrimas al ver el avión levantar el vuelo.
Han pasado tres meses, durante este tiempo, han mantenido contacto a través de Internet, a diario  conversando,  viéndose por la cámara, aumentando sus deseos de encontrarse. Héctor, en unos días viajará a visitar a Julia, se acercan un fin de semana largo, ha conseguido unos días de permiso en el trabajo, muere por estar con ella, la mujer que le devolvió la ilusión, pero el destino les puso a prueba, repasándolos  por miles de kilómetros, aunque el amor, supera distancia y tiempo, pues el solo entiende de corazones no de razones.

Llegó el anhelado encuentro  a la hora  prevista, Julia,  radiante, lo esperaba, al verlo, aun le pareció aún más atractivo, con esa piel bronceada, vestido de vaquero y camisa azul. El corrió hacia ella, ansioso por besarla y abrazarla, guardaba una sorpresa para ella, esta noche después de cenar se lo diría. En el coche de Julia, dirigiéndose  al piso de ella, era pequeño pues vivía sola, pero confortable. Julia a preparó una sencilla y deliciosa  cena, no dejaron de mirarse a los ojos, sonreírse, cogerse la mano, aquello era amor verdadero, no es necesario conocerse mil años, cuando el amor florece, tomaron el postre, Héctor no podía esperar más a decirle  a Julia  aquello que podía cambiar sus vidas, pero aguardaría al momento propicio,  casi media noche, la pasión era dueña de ellos, el la rodea  con  sus brazos, ella lo besa locamente, el fuego les consume, se amarán después de tanto tiempo, la sorpresa puede esperar, fue una  ardiente y larga, ya de madrugada, el cansancio les venció, complacidos durmieron hasta la salida del sol . Héctor, se levantó antes que Julia, preparó café, lo llevó a la cama, besándola dulcemente despertó a su amada. Conversaron felices, parecía un sueño, era el momento de desvelar la sorpresa, tomo el bello rostro de ella  entre las manos, diciéndole cuanto la amaba, había conseguido ser trasladado a una universidad cercana donde ella vivía, en principio era por un tiempo, pero si todo entre ellos salía bien, junto a ella se quedaría definitivamente, al escuchar esas palabras, Julia  sonrió feliz, aquello parecía un cuento de hadas hecho realidad.
Magda Jardí
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