domingo, 22 de febrero de 2015

Te amo más que a mi vida



Es medianoche, acaba la película de la televisión, es la hora de acostarse, Mireya  se va a la cama, hoy no fue  un buen día, se siente agotada y un poco triste.
No consigue dormir, en su mente aquel amor, que para ella fue tan especial y real, pero  para él solo un pasatiempo. La luz de la luna entra por una rendija de su persiana,  le da paz, aunque en su interior no la hay, entre lágrimas medita su vida, tiene un trabajo que le permite vivir cómodamente, su hijo Daniel, es independiente, aunque pasa mucho tiempo con su madre, no le faltan amistades
Mireya  es una mujer madura atractiva, muy positiva, que ha superado muchos obstáculos, crio  sola a su hijo, su marido la abandonó al nacer el pequeño, nunca más supo de él, levantó un hogar deshecho, con mucho esfuerzo, dejando su juventud en el camino sin darse cuenta, su vida era trabajar y su hijo, pero queda  un gran vacío en su interior, la ilusión que sentía cuando Oscar estaba a cerca de ella  se tornó desencanto por todo, desconfianza, temores, aunque siempre intuyó que él no la amaba con decía , ella cerraba los ojos y vivía su sueño.

Aún no sabe el porqué, Oscar un día sin más le dijo adiós, compartieron dos años de pasión y complicidad mezclados con desconcierto e inseguridad. Se conocieron en la presentación de la novela de una amiga común,  apadrinada por Oscar, periodista y con varias novelas publicadas, promocionada por la editorial en la que trabaja Mireya, ambos se acercaron a saludar a Laura y esta los presentó, a los pocos días, una noche,  coincidieron en un restaurante, Oscar, se acercó al verla, ella cenaba con una amigas, él ya dejaba el local, la persona con la que se había citado por trabajo, a última hora no pudo acudir, se saludaron e invitó a Mireya a tomar una copa , a ella aceptó, le parecía un hombre especial, a pesar de apenas conocerlo, desde esa noche comenzaron  a salir  con frecuencia.

 Mireya no sabía muy bien si aquello era una relación o una distracción, ella se enamoró como una adolescente, aunque intuía que no llegarían a ningún lugar,  nunca  sintió sinceridad  ni claridad por parte de él, intentó alejarse  en muchas ocasiones, pero algo de él vencía a su voluntad. A veces desaparecía durante días, ella intentaba contactar, pero no le era posible, él se excusaba con que al vivir fuera de la ciudad, en el campo, la cobertura telefónica era pésima,  algo que ella  no acaba de creer   ,  nunca visitó la casa de Oscar, solo conocía un estudio en el que trabajaba y pasaba algunas noches, era como si  existiera  una barrera entre ella y su vida, pero esa desconfianza quedaba a un lado los momentos que compartía con él, la embriaga con su magia, ella decidió disfrutar los ratos junto a él sin pensar más allá de lo que estaba viviendo, el tiempo que pasaba  a su lado era feliz,  eran amantes, amigos, compañeros, le acompañó  a eventos de toda índole, conoció lugares y personas muy interesantes, era como viajar a otro universo,   pero cuando él  se volvía inaccesible,  melancólica y desesperada , le era inevitable  sentirse atrapada en una tela de araña de la que no conseguía desprenderse, el último verano de su peculiar historia , compartieron unas breves vacaciones en el sur de Italia, esos días serían inolvidables y ahora dolorosos  a la vez  muy gratos de recordar, era como  si hubieran cruzado a un mundo distinto, todo especial,  era  dar vida a   una novela de amor, pero al regresar, él , muy sutilmente, dijo que debía ausentarse indefinidamente, la amaba más que a su vida, pero  lo mejor es que siguiera con su vida. Ha pasado más de un año de aquel instante en el que Oscar desapareció como una ráfaga de viento,

Mireya ha intentado saber de él, nadie le da respuestas,  ni siquiera en el periódico para el que trabaja, quizás así lo ordenó él…pero porqué… ahora el saber de Oscar seria su mejor medicina para su alma desconsolada, se auto venció de que ya era pasado, además para que seguir esperando algo imposible y mal gastar sus pensamientos en alguien que tan solo jugó con ella, posiblemente  a la vez de divertirse con ella, mantenía otra historia similar, viéndolo como a un ser despreciable era la forma que ella tenía para intentar pasar página, pero no lo lograba y mucho menos cuando la nostalgia hacia mella en su corazón , hoy, el ayer la ha visitado con fuerza, y la mujer fuerte que es, ha  quedado eclipsada …Envuelta en llanto,  susurra el nombre de Oscar, el sueño va llegando, mañana se sentirá mejor…

Mireya despierta un poco sobresaltada, una melodía le interrumpe su sueño, en la calle un coche con la radio a todo volumen, es  la canción que solía cantar con Oscar, la que ellos decían que era su canción, la bailaron en su primera cita, suspira  un tanto molesta, solo  son  las ocho de la mañana, necesita un café, sentada en la cocina frente a su taza humeante y la canción danzando en su mente., el teléfono interrumpe sus pensamientos, es Laura, su amiga escritora, necesita verla, tiene algo importante que decirle, va hacia su casa, en diez minutos estará allí. Mireya prepara otra cafetera mientras espera a Laura, cuando llega su amiga, se abrazan, no se ven desde hace ya un tiempo, Mireya se ha mantenido un tanto alejada de todo, las dos mujeres comienzan a charlar, Laura le trae noticias de Oscar, si está allí con ella, es porque Oscar era un buen amigo y no merece que ella guarde rencor a su recuerdo,  ella fue su gran, aunque breve amor, no desapareció sin motivo, sufría una grave enfermedad, por esa causa  de vez en cuando se ausentaba sin ser localizable, el viaje fue su despedida, sabía que le quedaba poco tiempo y quería pasarlo junto a ella, viviendo una loca historia de amor, no fue capaz de contarle sus situación porque la amaba demasiado, aunque quizás fue egoísta,  así imaginaba que ella estaba con él por amor no por lástima , le entregó una carta que Oscar le confió, debía llegar a Mireya cuando él ya no estuviera, merecía conocer la verdad, aunque durante un tiempo pensará que era un desalmado.

Tras leer la carta, Mireya quedó inmóvil con el papel entre las manos, el llanto la cegaba, con los ojos cerrados y la voz entrecortada nombrando a Oscar, por su mente las palabras que él le dedicó en su despedida, ‘te amo más que a mi vida’.
Magda Jardí
©Derechos reservados

martes, 10 de febrero de 2015

El tren equivocado...



Mónica, Ingrid, Daniel y Ernesto, eran amigos desde la adolescencia, salían en un grupo del barrio, con el tiempo se emparejaron, con el tiempo, comenzaron a salir los cuatro solos,  Mónica y Ernesto siempre sintieron algo especial,  pero  Ingrid logró hechizar Ernesto, para sorpresa de sus amigos, a los seis meses formalizaron sus relación, aunque Mónica ocupaba un lugar en el corazón de Ernesto,  pensaba que no debía interponerse entre ella y Daniel, los creía  muy enamorados, no imaginaba la verdad, que Mónica, se hizo a un lado al saber que su amiga enloquecía por Ernesto, convencida de que él sentía lo mismo por Ingrid, como se suele decir hay que  subirse al tren  aunque sea en marcha y ellos lo dejaron pasar, se conformaron en  mantener su amistad, sin ni siquiera sospechar que ambos compartían un bello sentimiento,  que con los años, a pesar de ser un secreto amordazado, crecía…

Ernesto e Ingrid, se dieron el ‘si quiero’ un mes de Marzo, en Octubre lo hicieron Mónica y Daniel, los cuatro eran inseparables, cada fin de semana organizaban cenas o salidas, compartían vacaciones, lo que avivaba el callado sentimiento entre Ernesto y Mónica, alejándoles de sus parejas, aunque no se daban cuenta…  llegó un momento, que Ernesto y Mónica, necesitaban acabar con aquellas reuniones, casi forzadas, ideadas por Ingrid que siempre necesito tener amigos que bailaran a su son y a Daniel, le parecía perfecto, así rompía un poco su monotonía, era un hombre conformista, Ernesto intentaba buscar actividades para el fin de semana  sabiendo que no eran del agrado de Daniel, Mónica fingía sentirse indispuesta y así  cancelar la cena de algún  del sábado o invitar a su hermana que nunca congenió  con Ingrid, durante cuatro  años lucharon por evitar lo que tarde o temprano sucedería.

Llegó Agosto, a pesar de que Ernesto ese verano intentó convencer a Ingrid de que estaría bien pasar las vacaciones los dos solos, pero Daniel ya había apalabrado un apartamento en Águilas, Murcia, localidad que a Ingrid encantaba, allí pasó muchos veranos en su infancia,  la mujer insistió a su esposo viajar con sus amigos, Ernesto aceptó, realmente deseaba estar cerca de Mónica, había dejado de importarle si alguien intuía lo que sentía por aquella mujer, estaba cansado de fingir y luchar por alejarse de ella, cuando parecía que sus parejas no eran capaces de idear nada por separado, nuevamente pasarían las vacaciones juntos.

Salieron hacia Murcia de madrugada, las dos mujeres en la parte trasera del coche, ellos turnándose en  la conducción del vehículo, Mónica optó por hacerse la dormida, aunque Ingrid, como era habitual en ella, no dejaba de hablar, por lo que Mónica desistió e intentaba seguir la conversación de su amiga, aunque trataba de perderse en sus pensamientos, Ingrid repetía lo mismo una y otra vez, Mónica tan solo escuchaba un murmullo. Llegaron a su destino, los dos hombres subían  el equipaje, mientras ellas organizaban, Ingrid se sentía feliz, su playa favorita y sus mejores amigos, pensaba que no podía pedir más.

 El mes pasaba, para unos mejor que para los otros, en la última semana de vacaciones, una tarde, Mónica, un tanto agobiada, bajó a la playa, como solía hacer cuando le apetecía pasear en soledad, se acercó al rompeolas, le gustaba ese rincón, allí estaba Ernesto pescando, era su manera de alejarse un poco de aquel caos  emocional para él, al verlo Mónica se acercó, en realidad, él simplemente respiraba aire puro en ese lugar, aunque le encantaba  pescar, al verla le dedicó un dulce sonrisa, le propuso tomar un refresco, a ambos les apetecía pasar un tiempo a solas, allí mismo había un pequeño bar. Sentados cara a cara, Ernesto necesitaba liberar aquello que callaba durante tantos años, le abrió el corazón sin ningún temor, ella bajó la mirada, intentando evitar que él viera el brillo en  sus ojos, tras sincerarse decidieron un  tranquilo paseo, lo más acertado era dejar pasar un tiempo antes de regresar con  sus parejas, demasiada emoción, algo difícil de ocultar, caminaban frente al mar, cuando Ernesto incapaz de contener el anhelo de besarla, como soñaba, ella no lo rechazó, lo deseaba tanto como él, les cegó   la pasión contenida, borraron de sus mentes a Ingrid y Daniel, anochecía, encontraron  un discreto lugar donde nadie podía verlos e hicieron el amor con la locura de dos adolescente en su primera vez, Mónica gozó como nunca con Daniel, inconscientemente siempre imaginaba que  era Ernesto con quien estaba, Ernesto reconoció que con ella había hecho el amor de verdad, con amor, con su esposa era otra cosa, ambos se preguntaron por qué no acabaron juntos, no había respuesta, quizás debía ser así, Ernesto propuso al regresar a su ciudad, hablar con sus parejas, Mónica, calló.

La semana que faltaba para el final de las vacaciones y regresar a su ciudad a Mónica se le hizo eterna, logró convencer a Daniel para marchar dos días antes, allí se dijeron adiós, la despedida fue distante, algo que descolocó a Ernesto. El sábado Ingrid y Ernesto dejaban el apartamento, él esperaba ver a Mónica al día siguiente, estaba convencido de que organizarían alguna comida, como era habitual, el domingo lo pasaron los dos en casa, Ingrid vivía en su mundo, feliz de su visita a  Águilas, no paraba de hablar de los lugares que habían visitado, lo distintos que estaban, casi a la hora de cenar, llamaron al timbre de la casa de Ernesto, él pensó que serían sus amigos, eran los padres de Ingrid. A Ernesto le sorprendía no tener noticias de  Daniel y Mónica, se sentía intranquilo, deseaba tanto abrazarla de nuevo…

El lunes de vuelta a su rutina, su primer pensamiento era como hacer para contactar con Mónica, esperaría a regresar a casa y sutilmente preguntaría a Ingrid, el día fue muy duro, reincorporarse al trabajo y esa inquietud por Mónica, se contenía de no llamarla a su casa, marcó los números de teléfono, pero al llegar al último sentía temor. A la hora de la cena, Ernesto e Ingrid conversaban tranquilamente, aprovechando que ella menciono a Mónica, él preguntó si habían contactado con ella, Ingrid, recordó que le enviaban saludos, se mudaban de Barcelona, por eso regresaron antes, se instalarían en la ciudad donde trabajaba Daniel, allí vivían sus padres, ellos les cedían un piso que tenían vacío desde un tiempo y    por comodidad, como pensaban tener un bebe, así Mónica no estaría sola, a Ernesto le cambio la expresión de su cara, Ingrid pensaba que estaba al corriente.

Pasaron unas semanas, cuando Ingrid comentó a su esposo que había llamado Daniel, Mónica estaba embarazada, por las cuentas, quedó en cinta durante  las vacaciones, a  Ernesto le recorrió  una extraña sensación, necesita hablar con Mónica, propuso a Ingrid, visitarles el fin de semana, ella le sugirió que  él les llamará, Ingrid había hecho amistad con una compañera de trabajo, eran inseparables, sustituyó a Mónica por Lucia, su amiga de tantos años, Ernesto   tenía  un motivo para contactar con ella, Ingrid le anotó el número de su amiga .El jueves por  tarde, al regresar del trabajo, llamó a Mónica, Ernesto necesitaba saber si ese bebé podía ser de él, Mónica le rogó que se olvidara de ella, ahora estaban lejos, se acabó la tortura de ambos tanto tiempo deseando evitar con aquellos encuentros entre amigos, cada uno estaba en su lugar, donde la vida les colocó tiempo atrás, así se despidió de él.
En lo más profundo de su ser,  Ernesto sabía que el hijo de Mónica era suyo, pero nunca lo sabría, tomó el tren en la estación equivocada… pero era la suya.
Magda Jardí
 ©Derechos reservados