domingo, 8 de marzo de 2015

La vieja encina

Alberto, melancólico camina hacia la vieja Encina, allí compartió los mejores momentos con Sofía, su gran amor, su chica, un día como hoy, de eso han pasado seis meses, sin explicación, entre lágrimas le dijo adiós, no logra borrar de su mente la imagen de la bella muchacha alejándose.

En ese lugar, le susurró por  primera vez que la amaba, le robó el primer beso, coquetearon con e la sexualidad, eran una pareja rozando la adolescencia, ella apenas dieciocho años, el casi veinte,   a pesar de las limitaciones de Sofía para encontrarse con Alberto,  Ana, su madre era una mujer excesivamente controladora y de mentalidad un tanto desfasada,  vivían en su paraíso, hasta el fatal accidente en el que falleció el padre de Sofía, en el coche, junto a él, hallaron el cuerpo de una mujer, al parecer era algo más que una amiga y la madre de Sofía, a la que aterraban las habladurías, a pesar de ser uno de sus aficiones, decidió regresar a su pueblo natal, a casa de su madre, siempre pensó que no debió salir de allí, la ciudad no era para ella, nunca le gustó, pero Miguel, el que sería su esposo, poco antes de casarse, encontró un buen empleo en una pequeña ciudad cercana a Barcelona, al casarse se trasladaron, por comodidad de todos, Miguel se evitaba un trayecto de  más una hora diariamente  o bien permanecer en la ciudad durante la semana, regresando a casa los fines de semana , algo que Ana no estaba dispuesta consentir, necesitaba saber lo que hacía en todo momento, aunque su vigilancia le sirvió de poco, ella misma, lo alejó de su lado…

Alberto, albergaba la esperanza de la llegada de alguna notica de Sofía, intentó contactar telefónicamente con ella, preguntó entre sus amigas, ellas tampoco sabían nada, acabó por aceptar que había desaparecido, aunque jamás lograría olvidarla, la imaginaba feliz en algún lugar, siguiendo sus estudios, con otro amor, nada más lejos de la realidad…
A Sofía se le borró la alegría del rostro al llegar al pueblecito de su madre, ella ni lo recordaba, era muy niña la última vez que lo visitó, a su padre siempre le incomodó, él se crío a pocos km, en un pueblo  que era muy distinto, además nunca se entendió con Lucia, la abuela de Sofía, ella lo veía poca cosa para su hija, pensaba que su lugar era con Cesar, el hijo del propietario del negocio exportación y venta  de vinos y aceites  del pueblo, que ahora regentaba él,  fueron grandes amigos, hasta que conoció a Miguel, en una fiesta de cumpleaños de Cesar, del que era compañero de estudios, Ana se enamoró del él en cuanto fueron presentados, quizás porqué era distinto a sus amigos, con los años, a pesar de negárselo, aceptó que aquello fue un  capricho de juventud, él si la amó hasta que por su forma de ser, cada día más parecida a la de Lucia , su madre, el amor que sentía por ella se diluyó, viéndola simplemente como la madre sus hijas, la mujer con la compartía su vida, su actitud huraña hacia él, lo distanció, buscando calor  en otros brazos.

La encargada de la empresa de Cesar dejó el trabajo poco antes de regresar Ana al pueblo, así que Lucia, aprovecho para convencer a Cesar  que su hija era la persona ideal para ese puesto, al hombre, que permanecía soltero, nunca olvidó a Ana, le pareció muy buena idea, esperaba reconquistar a Ana, algo que le sería muy sencillo, además, como también era el  dueño del único hostal, Sofía sería la recepcionista, puesto que ocupaba a ratos su hermana Pilar, pero no disponía de mucho tiempo para ello, pues acababa de dar a luz a su quinto hijo. Sofía y  Mari Luz, su hermana pequeña, se sentían enjauladas en esta nueva vida.

Mari Luz, sigue sus estudios en el pequeño instituto del pueblo, ha conocido a Carmen, recién llegada también, ambas se hacen compañía, Mari Luz añora a sus amigas, sus salidas después de clase, algunos domingos de  ir al cine o tomar un refresco, ahora todo se limita a pasear junto a Carmen por la plaza mayor, sentarse en un banco y contarse sus inquietudes. El dieciocho cumpleaños de Sofía se acerca, aunque para ella será como cumplir cincuenta, piensa que su adolescencia se perdió al llegar a ese lugar, que  parece anclado en los años setenta, tan solo han pasado seis meses desde que llegar allí y le parece una eternidad, no deja de preguntarse qué será de Alberto, no se resigna a volver a verlo, a sentirlo , a amarlo una y mil veces mas , cierra los ojos y se imagina bajo la vieja Encina, entre los brazos de Alberto, su primera vez, fue un momento tan dulce, sus ojos se nublan, su vida entonces era emocionante, divertida, le quedaba poco para acabar sus estudios de Educación Infantil, compartir confidencias con sus amigas, burlar la vigilancia de su madre y  encontrarse con su amor, como añora aquellos días.

Ana anuncia su compromiso con Cesar, Lucía con su particular ironía, felicita a su hija, le dice que eso debió pasar diecinueve años antes…el día del cumpleaños de Sofía, el próximo domingo,  que se celebrará una fiesta en un salón del hostal de Cesar, se hará público, Sofía y Mari Luz, cruzan sus miradas, otra ridiculez de su madre. Sofía recuerda la imagen de su padre, al que adoraba, ahora lo  entiende mejor, después del accidente, Ana no hablaba de él, como si el dolor se lo impidiera, aunque simplemente se sentía avergonzada, pero conoció la verdad, al escuchar una charla de ella con su tía Julia, la hermana de su padre, al poco de instalarse en el pueblo, Julia visitó a unos familiares de su esposo y aprovecho para saludar a sus sobrinas, discutían, esta le reprochaba el haberle  amargado la vida a su hermano, alejarlo de su familia con artimañas, nunca estuvo enamorada de él, no era más que una chismosa pueblerina que se sentía una reina en un castillo de aire,  construyó una vida de apariencias, por su mente cerrada y su boca ligera obligó a su hermano a mal vivir,  igual que hacía con sus hijas, no era de extrañar que acabará encontrando el amor en otro lugar, al parecer su padre , poco antes del accidente, le habló claramente a su madre, se había enamorado de otra mujer y deseaba compartir su vida con ella, a lo que Ana se negó.

Llega el día del cumpleaños de Sofía, está todo preparado, la muchacha no sabe si para ella o para la comedia de su madre con Cesar, siente rabia, no está dispuesta a seguir perdiendo su juventud, ni vivir una vida que no le gusta, como aguantó su padre, ya es mayor de edad, en este tiempo trabajando ha guardado un dinero, coloca algunas de sus cosas en una bolsa de viaje y sin decir nada, mientras su madre y su abuela ultiman los detalles para la fiesta de la tarde, se dirige a la estación, deja una nota donde explica todo, anhela llegar a la vieja Encina y esperar a Alberto..

El viaje es corto, en dos hora llega a la ciudad en la que se crio, en la que desea vivir, su antigua casa se vendió, visita a María, su buena amiga de siempre, vive con sus padres, pero no tienen inconveniente en acogerla durante un tiempo, eran buenos amigos de Jorge, su padre, Sofía deja su equipaje, y marcha hacia la vieja Encina, sabe que para Alberto la visita diariamente, se sienta bajo la Encina quedándose dormida, está agotada, al poco, un beso en la frente la despierta, es Alberto, sorprendido y feliz de verla, no puede creer que esté allí, Sofía  relata  a su novio toda la historia, la muchacha llora amargamente, no quiere alejarse de él, ni vivir al gusto de su madre una vida irreal, Alberto la abraza, le promete cuidar de ella para siempre, en cuanto sea posible se casaran, nadie se lo puede impedir..

Ana, busca a Sofía, es la hora de almorzar,  antes piensa llevarla a ver el salón, está a punto para la fiesta, pero en su habitación tan solo hay una nota, Ana la lee, no puede creer lo que le dice su hija, tanto luchar por lo que ella  estimaba era   una vida perfecta para sus hijas y Sofía la acusa de asfixiarla en ese pueblo, de intentar convertirla en una copia de ella y su abuela, una mujer frustrada, con una vida de hastío, le ruega que no la busque, cuando sea el momento, contactará con ella, que invente lo que quiera para nadie murmure, pero que ella va donde debe estar. Ana le cuenta a su madre, Lucia le dice a su hija que ella sabía que esa niña era como su padre, lo mejor será seguir como está dispuesto, la fiesta será solo de su compromiso con Cesar, dirán que Sofía, mañana comienza en un trabajo en la capital y  no ha podido quedarse, nadie tiene que saber nada, Mari Luz, llora, ahora está sola para aguantar esto. Se anuncia el compromiso y próxima boda, con toda naturalidad, tan solo Mari Luz,  añora a su hermana y se siente fuera de lugar, la vida sigue para familia..

Ha pasado un mes desde que Sofía se reencontró con Alberto en la vieja Encina, con la ayuda de los padres del muchacho, celebran una boda intima, a la que es invitada su tía Julia, tan solo le falta su hermana, pero no es conveniente que la niña conozca los planes de su hermana, vivirán en un apartamento propiedad de los  padres de Alberto, que  tenían alquilado, pero antes que nadie está su hijo, en unos días, visitaran a la madre de Sofía, de su actitud dependerá el perder a su hija, como en su día sucedió con su esposo,. En la vida no se puede pretender que los demás sean marionetas que bailen a nuestro antojo, hay que respetar, ceder y ser capaz de reconocer nuestros errores.
Magda Jardí
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