domingo, 14 de enero de 2018

Pasar página



El agradable sonido de la lluvia despierta a Lucía no le apetece levantarse todavía pero pensar en una humeante taza de café puede más que su desgana, deja la cama y va hacia la cocina prepara la cafetera, el aroma del café le invita a perderse en su mundo interior siente paz recorriéndole. Toma entre sus manos la taza, se sienta frente a la ventana el tintineo del agua en los cristales es una relajante melodía para Lucía, su vida es tranquila en ocasiones quizás demasiado pero es su historia la que el destino ha escrito para ella.

Son varios años en soledad, su hijo Daniel vive a muchos kilómetros de ella aunque siempre que el trabajo se lo permite la visita, su último intento de relación no cuajo antes de comenzar los fantasmas del pasado pesan demasiado piensa Lucía o simplemente su compañera de viaje es la soledad a veces incomoda pero compartir la vida por compartirla es un sinsentido, acostumbrada a decidir como y que hacer en cada momento a no dar explicaciones de sus movimientos a vivir a su manera en definitiva. Inmersa en sus pensamientos cuando el sonido del teléfono le recuerda que la realidad está ahí Lucía responde es su amigo Pablo al que prometió salir a cenar con él esta noche aunque ella no lo recordaba, Pablo es su fiel amigo a pesar de que sus vidas han sido muy diferentes siempre ha estado cerca de ella en los buenos y malos momentos.
Pablo y Lucía son amigos de la juventud, salían en el mismo grupo casi se emparejaron a la vez, asistieron a sus bodas, Lucía acompañó a Pablo en la peor vivencia la muerte de María, su esposa, a pesar de su aun reciente separación dejó a un lado su dolor y apoyó a su amigo, un gesto que a Pablo le hizo mucho bien, después cada cual siguió su camino, aunque sin perder el contacto, Pablo propuso a su amiga encontrarse un sábado todos los meses, aunque a Lucía siempre se le olvida.

Tras colgar el teléfono Lucia se arregla para salir a la compra ha dejado de llover es un buen momento, vestida con un jersey verde, pantalón vaquero, botines negros y chaquetón gris cierra la puerta de su casa y llama el ascensor, una vez abajo sale a la calle y se encamina al supermercado habitual, es rápida coge los productos que necesita, observa por si hubiera alguna oferta interesante, saluda a conocidos en su recorrido pero intenta no pararse, no le gustan las conversaciones de queda bien le parecen hipócritas, llega a la caja espera su turno cuando escucha su nombre es Cielo una vecina de sus padres, fueron amigas en el colegio pero la familia de Cielo dejó el barrio cuando ella iba a comenzar el instituto perdiendo el contacto, se reencontraban tras muchos años, Lucía paga su compra espera a que Cielo termine deciden almorzar juntas, a ambas les alegra haberse encontrado, quedan en quince minutos en un restaurante cercano.

Llega Lucia, Cielo ya está en una mesa, el  camarero les toma nota las dos mujeres  mantienen una grata conversación entre risas y confidencias, han pasado tantos años hay infinidad de vivencias que contar, Lucia relata su ingrato matrimonio con un hombre que la abandono sin explicaciones cuando su hijo era apenas un bebé pero no todo ha sido malo, su dura pero gratificante experiencia como madre en solitario, la historia de Cielo es muy distinta es una mujer libre desde siempre nunca se ha atado a nada ni nadie, cuando ha sentido atracción por alguien ha disfrutado mientras ha durado en su juventud fue cruelmente criticada por su modo de ver la vida curiosamente tal como acabaron entendiéndola algunas de esas personas que se escandalizaban y la etiquetaban con adjetivos poco respetuosos pero ella siempre hizo caso omiso en definitiva la vida sé compone de momentos y personas de paso algo en lo que Lucia estaba de acuerdo, el reencuentro entre las amigas es muy agradable hasta que Cielo menciona a alguien que la ha marcado el único hombre que ha dejado huella en su vida a Lucía le cambia la expresión de su rostro, Javier, su ex marido todo coincide los nombres, su físico, con el que Cielo quedó encinta de un hijo que no llegó a nacer y ahí acabó su historia con él, por las fechas fue cuando abandonó a Lucía, ese tema hay que hablarlo con calma pero ahora no es el momento, Cielo no percibe la incomodidad de su amiga que no encuentra las palabras adecuadas para decírselo, Lucía pide la cuenta mañana la espera en su casa si está libre, debe irse se excusa con la cita de esta noche con Pablo, Cielo acepta la invitación, se despiden las dos mujeres.

Lucia entristecida camina hacia su casa, el destino puede ser rebuscado, llama a Pablo necesita verlo en ese momento prefiere cenar en casa, pedirán unas pizzas a él le parece bien, llega Pablo unos minutos después que ella. Intuye que algo le sucede, Lucia prepara café lo toman sentados en el salón con suave música de fondo Pablo pregunta que pasa Lucía comienza con su relato, el encuentro con Cielo el improvisado almuerzo la historia fluye por si sola, Pablo escucha en silencio le dice que no existe la casualidad por algún motivo han coincidido con Cielo después de tantos años siguiere a Lucía que se tome su tiempo y reflexione cambiando la conversación le propone que se ponga muy guapa salgan a cenar y bailar hasta que el cuerpo aguante en lugar de quedarse en su casa refunfuñando Lucía hace caso a Pablo, pasan la tarde tranquilos viendo una película aunque Lucía no consigue olvidar la conversación con Cielo, a las ocho de la tarde Pablo sugiere a Lucia que se cambie mientras él reserva mesa en un grato restaurante.
Lucía sale de su cuarto resplandeciente con un vaporoso vestido rosa por encima de la rodilla, zapatos a juego maquillada suavemente deslumbrando a Pablo, bajan a la calle suben al coche de él se dirigen hacia el puerto, tras dar varias vueltas consiguen aparcar, el restaurante es tranquilo adecuado para una velada perfecta, cenan mientras ríen y conversan ya es más de media noche a Lucía le apetece dar un paseo a Pablo  asiente  la luna es preciosa su brillo es especial, Lucía ha cambiado su semblante desconcertado y triste se ve feliz, caminan hacia el coche de Pablo van hacia la zona alta de la ciudad allí hay una discoteca con muy buen ambiente, bailan sin parar hasta altas horas de la madrugada, Lucía exhausta quiere  regresar a su casa el día ha sido un tanto especial, suben al coche de Pablo de camino pasan por delante de una churraría que ya está abierta Pablo le comenta a Lucía cuanto le apetece un buen chocolate como en su juventud el cierre perfecto de una  noche perfecta Lucía sonríe le parece buena idea.
Aparcan a unos metros de la churrería caminan uno junto al otro con la sensación de no haber pasado el tiempo, de que han viajado en el tiempo a su juventud a los dieciocho años, entran en el local están los dos solos imaginan a su alrededor a Carlos, Mari, Oscar, Lidia, Joaquín, Manuel, Paco, Eli los amigos con los que salían en aquellos tiempos pero todo es distinto solo quedan ellos dos, piden chocolate con churros, Pablo acaricia la mano de Lucía se miran a los ojos le pide que medite unos segundos, realmente merece la pena remover un pasado doloroso o aceptar sus sentimientos y seguir adelante junto a él, Lucía no responde baja la mirada y asiente con la cabeza, es cierto se está engañando a si misma ya es hora de aceptar la verdad que está frente a ella, está enamorada de Pablo igual que él de ella si continua cerrada a esa realidad perderá a esa persona especial que  se autoconvence de que no espera no existe pero la tiene aquí.

Salen de la churrería Pablo vive cerca, esta noche, su primera noche de amor la pasarán allí comenzarán a escribir su historia juntos, suben al piso de Pablo, pequeño muy coqueto al entrar se dejan llevar por la pasión acallada,amordazada, se aman hasta que despunta el día, a media mañana Lucía despierta con su aroma preferido el café recién hecho Pablo le lleva una taza a la cama, ella toma el rostro del hombre entre sus manos se besan largamente, Lucía le pide que le acerque el bolso busca  su teléfono llama a Cielo anula la comida de hoy se verán en otro momento, es mejor pasar página sin dañar a nadie y abrir una nueva.
Magda Jardí

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